“Come frutas y verduras”, te dicen en los comerciales de TV cuando anuncian algún cereal u otro alimento altamente procesado.
A primera vista, no hay nada malo con este consejo.
Pero…
El problema de las frutas es el azúcar que contienen, llamado precisamente FRUCTOSA. Aunque es de origen natural, si se consume en exceso (más de 15 gramos por día) produce efectos muy negativos en el cuerpo.
Lo realmente malo de la fructosa no es su contenido calórico, sino la forma en que afecta a tu cuerpo. Tu hígado, al metabolizarla, la convierte en grasa mucho más rápidamente que cualquier otra azúcar. El hígado, para lograrlo, tiene que trabajar de manera intensa, a marchas forzadas.
Y el tipo de grasa resultante es grasa visceral, que se adhiere a tus órganos internos y a tu abdomen, y eleva mucho tu riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Otro azúcar es la glucosa. La glucosa es un monosacárido simple, y es necesaria debido a que es el alimento principal de tu cerebro. Pero la glucosa y la fructosa hacen trabajar a tu hígado de forma distinta:
Para procesar la glucosa, tu hígado tiene que metabolizar únicamente el 20 por ciento de la misma. En cambio, con la fructosa, tu hígado tiene que trabajar mucho más que eso, y como resultado produce una larga lista de desperdicios y toxinas, entre ellas grandes cantidades de ácido úrico. El ácido úrico eleva tu presión arterial y ocasiona la dolorosa y molesta gota.
Cada célula de tu cuerpo, y el cerebro, usan la glucosa como combustible, por lo que ésta, después de matabolizada, es de inmediato distribuida para su consumo. La fructosa, en cambio, para almacenarse es convertida en ácidos grasos libres (o sea, colesterol “malo”) y triglicéridos, y almacenada como grasa.
Para darte una idea de lo anterior: Si consumes 120 calorías de glucosa, solamente una caloría, o menos, es almacenada como grasa. En cambio, si consumes las mismas 120 calorías de fructosa, 40 calorías son almacenadas como grasa.
Se recomienda, para mantener los efectos dañinos de la fructosa bajo control, ingerir menos de 15 gramos de la misma al día. Hay frutas que la contienen más que otras, por lo que aquí te presento una lista de las más comunes:
– Lima: 0 gramos
– Limón: 0.6 gramos
– Melón: 3 gramos (por rebanada mediana)
– Kiwi: 3.5 gramos (1 mediano)
– Fresa: 3.6 gramos (por 1 taza)
– Piña: 4 gramos (por rebanada)
– Naranja: 6 gramos (1 tamaño mediano)
– Plátano: 7 gramos (1 mediano)
– Manzana: 9.5 gramos
– Sandía: 11.5 gramos (1 rebanada)
– Uva: 12.5 gramos (1 taza, sin semillas, verdes o rojas)
– Mango: 16.5 gramos (una mitad de tamaño medio)
– Higos secos: 23 gramos (1 taza)
Como puedes ver, el contenido de fructosa de muchas frutas que consideramos “saludables” es alto. Puedes consumirlas, pero con moderación (3 a 5 porciones por dia). El daño a la salud que tu cuerpo recibe por el metabolismo de la fructosa es más alto que el beneficio por el contenido de vitaminas.
viernes, 22 de julio de 2016
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