Querido Rafo,
He leído tu carta y no quería dejar pasar mas días para escribirte unas palabras que ojalá puedan aliviar la ansiedad que hoy vives.
Me cuentas que trabajas muchas horas, que ganas poco dinero aun, que tu sueño de tener un restaurante propio lo ves cada vez mas lejos, que a veces no duermes pensando en que si te equivocaste de carrera o no, que te encanta la cocina, que piensas y sueñas todo el día en ella pero que la incertidumbre de tu futuro siempre inquieta tus emociones.
Que a tus 22 años te sientes mas confundido que nunca.
Pues bien. Lo primero que debo decirte es que todos esos sentimientos son propios de tu edad y el momento que vives. Yo los tuve y vivi. Todos los que empiezan una nueva etapa en su vida los tienen. Y tu, estas empezando una nueva etapa en tu vida.
Hace 25 años, cuando empece mi carrera, trabaje cerca de dos años gratis en algunos restaurantes prestigiosos de europa durante 12 horas diarias sin recibir un solo centavo solo para aprovechar la oportunidad de aprender. Me molestaba? si. Renegaba cuando llegaba a mi cuarto?Si. Hoy agradezco esos 2 años que me enseñaron tanto.
De que vivia? saliendo de ese trabajo me iba a un pequeño local a trabajar hasta las 2 de la mañana en el cual me pagaban unos pocos euros. Con ellos pagaba mi cuarto, mis pasajes, mis nostalgias.
Al regresar al Peru, en aquellos años poco de lo que ves hoy existía. La cocina peruana claro que si existía Igual de rica y entrañable. Nada hemos inventado los cocineros de hoy en ese sentido. Sin embargo, lo que ves hoy: una cocina peruana convertida en un movimiento, una marca, una tendencia de consumo, un concepto que genera modelos , oportunidades, promociona el Peru, integra a comunidades, productores, cocineros, comensales, etc etc. Poco de ello existía.
Por ello es normal que en aquellos años mi familia no entendiera que yo quisiera ser cocinero. Que todos hicieran lo posible para convenceme que no lo fuera. Que cuando regrese al Peru, todos me miraran como el joven que se perdió en el camino.
Es en esas condiciones que llegamos a Lima Astrid y yo. Sin un centavo en el bolsillo. Sin la confianza de nuestro entorno mas cercano. Con astrid y sus 5 meses de embarazo. Con una familia en camino a la que había que sacar adelante en ese escenario claramente hostil.
Que teniamos en ese momento Astrid y yo?. El amor que nos unía y nos daba fuerzas. El sueño común de hacer algún día un pequeño y hermoso restaurante en donde pudiéramos salir adelante juntos. La fe de que juntos podríamos lograrlo.
Eso era todo nuestro patrimonio.
Me contrataron para armar la primera escuela de cocina, que luego se convertiría en le cordón bleu. A ella en una pastelería a la que recuerdo iba a recogerla cada tarde y en la que seguía trabajando con su linda barrigota de ya 9 meses de embarazo.
Asi estuvimos un tiempo, hasta que encontramos un pequeño local en cantuarias 175 que estaba cerrado varios meses. Su dueña, una señora noble y buena, venia de tener problemas judiciales con su inquilino anterior y nos dijo que no lo alquilaría a nadie. Le contamos nuestros sueño y finalmente nos lo alquilo.
Nos faltaba algo importante. El dinero. No teníamos un centavo. Tocamos puertas. Todas las puertas. Padres, hermanos, tíos, amigos.
Finalmente logramos reunir 45,000 dólares. Con ese capital prestado nos íbamos todos los días a comprar materiales para abaratar costos. Sin arquitectos ni decoradores, preguntábamos por todas partes consejos para poder lograrlo. Lo logramos. Un 14 de julio de 1994 abrimos astrid y gaston.
No hay nada mas triste y angustioso para un cocinero que no lleguen clientes a tu restaurante. Cuando abrimos solo llegaron 2 personas. . Nadie mas.
Al día siguiente llegaron 8 personas. Al siguiente 15. Y llego el fin de semana y llegaron 30 personas. 30 PERSONAS!!!!! no estábamos preparados y todo colapso. El servicio fue un desastre, los ingredientes se agotaron, todo salió mal. 30 personas era demasiado para nosotros. (hoy damos de comer cada día a 6,000 personas en todo el mundo)
En ese momento pensamos que era el fin. Que ese desastre no seria perdonado por el publico. Que ya nadie vendría , que no podríamos pagar la deuda, que nuestros hijos no podrían tener un buen colegio donde educarse, que el mundo se nos venia abajo. Al igual que tu, la angustia nos invadía. Lo superamos.
Recuerdo que trabajamos todo el día sin parar. Yo llegaba a las 8 de la mañana y tenia que ver, la cocina, las compras, el servicio, las cuentas. Me iba a las 2 de la mañana. De lunes a domingo y sin vacaciones durante 5 años. Habia que salir adelante.
Recuerdo que astrid con sus 21 años, enfrentaba cada día el salón como una mujer curtida en mil batallas. Eran otros tiempos. La sociedad limeña de aquel entonces no era como la de hoy. No era fácil. Pero allí estaba. Con su dulce mirada y sonrisa, con su espontaneidad en la piel, con su carácter alemán franco y sincero. Pero sobretodo con el buen corazón del cual me enamore. Al final de la noche, recuerdo como se llevaba los manteles y las servilletas a la casa porque no podíamos pagar una lavandería. Habia que pagar las deudas.
Dia a dia luchandolo como una hermosa batalla, en la que el amor, la fe y la convicción nos mantuvo unidos hasta que finalmente logramos lo que habíamos soñado. Tener un hermoso restaurante, con deudas pagadas, con proveedores y trabajadores con los cuales aprendíamos juntos cada día con clientes estables y felices que aliviaron nuestras angustias y nos permitieron seguir nuestro camino como hasta hoy.
El resto, es historia conocida que seguramente ya conoces.
Hoy son muchos los chicos jóvenes como tu que buscan su sueño. A algunos la desilusión los embarga. Otros ya están en carrera hacia el éxito. Unos en este momento reniegan como yo en su momento, por la dureza del horario. Otros como hormiguitas, están concentrados aprendiendo, avanzando, haciendo. Lo cierto es que Hoy, las oportunidades que tienes son muchísimas mas que las que habían antes. Libros, televisión, restaurantes dentro y fuera del Peru, industrias alimentarias, enseñanza, solidaridad, ecología, turismo y muchas mas oportunidades que podrás elegir. Hoy tienes modelos en cada área que te permiten soñar y saber que si es posible lograrlo. Hoy tienes ejemplos en en todo nivel que pueden contarte esta misma historia que yo te estoy contando de manera que puedas recuperar esa tranquilidad que hoy sientes perdida.
Querido Rafo, compatriota, colega, amigo
Trabaja, escucha, pregunta y aprende con humildad.
Celebra el éxito ajeno como tuyo y acude en ayuda del caído como si fuese tu caída.
Disfruta cada momento como si fuese el ultimo intentado con tus actos ser feliz mientras haces felices a los demás.
Nunca sientas que lo que haces es perfecto. Siempre puede ser mejor
Y sobretodo, cuando el éxito te sonría, que estoy seguro te sonreirá, no olvides nunca que el éxito es efímero. Que nunca lo buscaste. Que tu verdadero sueño siempre fue ser cocinero, cocinar, hacer feliz a la gente con lo que haces y con ello tu ser feliz.
Ama a tu patria, agradece siempre a los que te apoyaron y ayuda siempre a los que puedas ayudar con tu trabajo.
Mira a tu alrededor para aprender, nunca para criticar ni juzgar.
Manten vivo al niño que llevas dentro, haz cosas todo el tiempo y luego dejalas ir,
comparte todo lo que descubras porque así harás algo nuevo siempre,
que el miedo no te detenga, no importa si te equivocas, escucha tu voz interior y lanzate a hacer realidad tus sueños, a enfrentar tus batallas, a vivir con honor.
Hoy comienzas una etapa, una hermosa etapa.
Aqui estamos contigo.
Un abrazo
Gaston